Entender la Rabia: El Miedo al Amor y la Libertad de Sentir

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He aprendido mucho sobre la emoción de la rabia en los últimos años, a través de mi propio crecimiento personal y el de las personas que han llegado a mi vida personal y a mi consulta. Normalmente, la rabia es una emoción a menudo vetada por la sociedad, y a menudo, incluso por nosotros mismos.


Las personas con más rabia suelen ser las que más necesitan ser queridas pero temen profundamente al amor.


Este miedo provoca que una persona se muestre irascible en un intento inconsciente de alejar el amor y la cercanía de quienes le rodean. Aunque sufra por la ausencia de amor, parece preferirlo antes que asumir el riesgo de amar.

Amar significa dar un salto al vacío – requiere dejar de controlar los propios sentimientos y los de la otra persona.

Sólo aman los valientes: aquellos que son conscientes de que existe el riesgo de sufrir, pero que deciden no dejar que ese miedo les detenga. Prefieren pensar en lo que pueden ganar, en la expansión del corazón que sienten al amar; porque no puede existir pasión por la vida sin abrirse al amor.

Los distintos miedos pueden llevar a una persona a esconderse tras la rabia: miedo al abandono, miedo a ser dañado y miedo a no ser querido. Esta lista crece con las experiencias personales de cada uno.

Las pruebas que a veces nos imponemos a los demás, surgen del miedo al amor.

Hay quienes, sin darse cuenta, necesitan poner a prueba a sus seres queridos, desafiándolos o pidiendo cosas imposibles para confirmar su hipótesis de que no les quieren lo suficiente. Aquí surge el victimismo, un aliado de la rabia que proporciona justificación para permanecer en la comodidad de la no implicación.

En la actualidad, la moda de las relaciones liberales y los “amigos con derechos” es común, pero detrás de esto suele haber un miedo al compromiso y una huida del dolor de amar. Nos engañamos pensando que, al evitar la intimidad, estamos siendo modernos.

Estar vivo no es lo mismo que estar verdaderamente en la vida; esto se entiende cuando nos encerramos en nuestra mente y usamos la rabia como defensa para alejarnos del amor. Muchas veces, somos nosotros quienes nos distanciamos y luego culpamos a los demás por ello.

Como el manzano que no deja de dar fruto por miedo a que sus manzanas se caigan, nosotros podemos aprender a dar amor sin esperar garantías. La esencia de ser humano es amar, y al negarnos a ello, bloqueamos aspectos importantes de nuestras vidas.

Amar sin riesgo no es posible; el camino hacia la liberación personal es aceptar nuestra vulnerabilidad. Sí, podemos experimentar dolor, pero el mayor sufrimiento ocurre al negarnos a sentir plenamente.

Todo es energía, y el amor es una de las energías de mayor frecuencia vibratoria. Abrirse al amor, por lo tanto, nos permite fluir y vivir con más intensidad. Si sientes que un área de tu vida no avanza, pregúntate a quién no estás amando o a quién le has cerrado el corazón.

El verdadero adulto es el que no tiene miedo a amar, a pesar de los riesgos que esto conlleva. El miedo solo nos mantiene en un estado de inmadurez emocional que bloquea la entrega y la intimidad.

Conclusión: La Rabia como Defensa y el Camino hacia el Amor

Es común que algunas personas recurran a la rabia para pedir cariño, adentrándose en un ciclo de manipulación que las aleja del amor que tanto anhelan. Esa rabia nace del miedo y del dolor, pero el verdadero refugio está en el amor.

El mensaje que quiero transmitir es que hay una profunda capacidad de amor en quienes frecuentemente se ven atrapados por la rabia. Sanar el dolor que encierran y permitirse vivir desde el amor puede ser un cambio transformador.

El amor está disponible para todos, pero a menudo somos nosotros quienes no estamos abiertos a recibirlo. La clave para una vida plena y feliz radica en abrir el corazón y dar ese difícil, pero necesario, salto al vacío, fluyendo con la esencia de amor que reside en cada uno de nosotros.

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